En este post voy a compartir contigo nuestra experiencia con las dos cirugías realizadas a nuestro hijo. Cómo han sido los despertares de la anestesia general, que tienen mucho en común con lo que he vivido yo personalmente, y con lo que he visto en mi padre.
Afortunadamente, yo ya sabía cómo sale una persona recién operada con una anestesia general. Y digo afortunadamente porque, aún sabiéndolo, me sorprendió verlo en mi hijo.
Que en lugar de una sonrisa y una respuesta de alegría al vernos fuera un rictus serio, un poco grogui.
Esto es algo común, aunque cuando nosotros los vemos ya llevan un tiempo en otra sala para controlar el despertar, todavía falta un rato para que se encuentren bien y estén sin nada de somnolencia. Y depende de cómo sea la cirugía y la medicación que lleven, se encontrarán mejor o peor.
En la primera operación, recién cumplidos los seis años en febrero de 2018, salió de quirófano y nos acercamos a él como torbellinos. Respetando su tranquilidad, pero deseando verlo sonreír y que nos respondiera.
Y esto no fue así.
Estaba serio, con una expresión no común en él. Todo había ido bien y eso era lo importante, respetamos su momento y lo dejamos descansar. A su ritmo fue encontrándose mejor. No sentía dolor porque llevaba una analgesia enganchada para minimizar el dolor (esto lo expliqué detalladamente aquí: La operación de los pies zambos de mi hijo).
Un rato después había recuperado su expresión y su sonrisa.
Luego todo cambió. Al no hacer pipí y quitarle la analgesia sintió mucho dolor, y sufrió. Pero su despertar fue muy bueno, sin dolores. Incluso grabó algún vídeo a familia y a los compañeros del colegio para que vieran que estaba muy bien.
En la segunda operación, con diez años en noviembre de 2021, salió igual. Lo recibimos anhelando esa sonrisa maravillosa que tiene, y estaba serio, somnoliente.
Tardó un ratito más en empezar a tener ganas de hablar, a sonreír y poco después se encontraba maravillosamente bien, tan bien que se puso a montar el set de Lego que le había regalado su prima.
Esta vez no necesitó más analgesia, por el tipo de intervención.
Aunque sabía que no iba a ser lo mismo, me di cuenta que él estaba intranquilo ante la posibilidad de que en algún momento algo se torciera y sintiera dolor, porque si algo tenía muy presente era la anterior operación.
Afortunadamente no fue así.
Esta vez no hubo nada de dolor, ni en ese momento ni en los siguientes. Ni siquiera hubo que utilizar la medicación de refuerzo que estaba pautada por si acaso.
Durmió toda la noche maravillosamente bien, y despertó por la mañana muy feliz. Ahí es donde me di cuenta que se había sorprendido de no tener ningún dolor.
Aunque en los dos despertares yo lo esperaba con una sonrisa y deseando verlo bien, como es normal, yo sabía que esto no suele ser así.
Yo misma lo viví hace unos años cuando me operaron por una obstrucción intestinal mediante cirugía abierta (aquí la intervención no fue mínima), lo primero que sentí al tomar algo de conciencia fue un dolor intenso. Me dieron medicación y un rato después ya me llevaron a mi habitación.
En ese momento yo no sentía dolor, sólo una incomodidad muy grande, una especie de malestar difícilmente descriptible. Eso me duró el primer día, quizás no entero, pero sí más horas (aquí supongo que influye el tamaño de la cicatriz y lo que se ha realizado).
Y recuerdo a mi padre salir de quirófano de intervenciones mayores también así… Con esa seriedad inusual, ese malestar… que afortunadamente dura solo las primeras horas.
Todo esto te lo explico para que, si tu peque entra feliz en quirófano y sale serio, sepas por qué es. Porque aunque esté despierto todavía no lo está del todo, o siente un poco de malestar según lo que le hayan hecho y como se lo hayan hecho.
Es normal sentir somnolencia o incluso algo de incomodidad.
Aunque yo aquí recalco que en los dos casos mi hijo una vez despierto del todo se sentía perfectamente bien.
Espero que nuestra experiencia te ayude a entender un poquito más y a no sentir tanta incertidumbre. Y si ya has pasado por ello, agradeceré compartas aquí abajo en los comentarios.
Feliz día y feliz vida
Con cariño, Tere
Seguimos caminando
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