Hoy comparto un artículo, que ha escrito Marina Coll Fornés para el blog, sobre la importancia del tipo de calzado en el pie del niño y unas recomendaciones para saber elegir el más adecuado.
Marina es fisioterapeuta con experiencia en pediatría, geriatría, traumatología y neurología.
Y entre mil cosas más es mamá de tres niños. Monitora de tiempo libre y apasionada de la crianza respetuosa y de la metodología Montessori. Blogger y amiga.
Puedes encontrarla en su blog Tallat amb cor o en su cuenta de Instagram donde más activa está.
Si hay algo de lo que me arrepiento, todavía a día de hoy, es de no haber comprado a mis hijos el calzado adecuado.
Mucha marca, mucho dinero, pero ninguno de los dos ha llevado el calzado que necesitaban sus pies.
Estoy aprendiendo y voy a intentar no culparme demasiado. Por eso creo que el post de hoy es importante, muy importante, para todos. Tanto si tu hijo tiene pie zambo como si no.
Y a partir de aquí, te dejo con su información 🙂
¿Por qué es importante el calzado en el pie?
El pie está formado por 26 huesos que mantienen su posición gracias a la acción de ligamentos y musculatura.
Cualquier alteración en la posición de los huesos y/o en la acción de músculos y ligamentos modificará el funcionamiento del pie y, por lo tanto, de la marcha.
Todas estas estructuras se encuentran ya diferenciadas en el recién nacido, pero hasta la edad de 15 o 21 años no alcanzan su estructura definitiva, con osificación completa.
A nivel sensitivo, desde el nacimiento hasta aproximadamente los 8 meses de edad los pies tienen la misma o incluso mayor sensibilidad que las manos.
En cuanto a la motricidad, hasta los 7 años no se alcanza un patrón de marcha similar al adulto y hasta los 14 años no se adquiere la marcha adulta, por lo que es especialmente importante la selección de zapatos en estas edades.
Con estos datos queda patente la importancia de los zapatos (o de andar descalzo), especialmente los primeros 7 años de nuestra vida.
Recomendaciones generales para el uso de zapatos
Debido a las características sensitivas y de desarrollo del pie, hasta que el bebé empieza a caminar no necesita calzado aunque pueden necesitar calcetines para protegerse del frío.
Andar descalzo sobre superficies irregulares como arena, tierra, piedras… proporciona numerosos estímulos y movilidad de las pequeñas articulaciones de los pies, lo que favorece el desarrollo de pies sanos e incluso puede tener efectos terapéuticos en pies con condiciones especiales.
Una vez empiezan a andar, aunque el desarrollo ideal es con los pies descalzos, necesitarán zapatos para protegerse de lesiones, así que si han de pisar la calle e independientemente de la edad, los zapatos deben reunir las siguientes características:
- Proteger frente a pinchazos y golpes.
- Tener suelas planas, flexibles y antideslizantes (con adherencia similar a la del pie desnudo). No se ha demostrado que los elementos incorporados a las plantillas de los zapatos produzcan alguna función beneficiosa en el desarrollo del pie normal.
- Ser ligeros y amplios para favorecer la movilidad natural del pie y el desarrollo muscular.
- Con buen ajuste al pie para que no se salgan al andar o correr, pero sin limitar la movilidad.
- Permitir una buena transpiración, para lo que deben ser porosos.
- Aspecto y precio aceptable. Especialmente importante en niños, que necesitan renovar zapatos con frecuencia y no puede dejarse de lado el aspecto estético, importante a cualquier edad.
No es necesario que incluyan la articulación del tobillo ni que lleven ningún tipo de plantilla.
No hay ningún dato que sugiera que los zapatos son necesarios para aprender a caminar antes ni mejor.
El calzado se debe seleccionar teniendo en cuenta el momento evolutivo del niño, ya que un zapato de malas características afectará negativamente al pie pero no desarrollará ni dará forma a un pie en crecimiento.
Los zapatos rígidos y compresivos actúan como una inmovilización o vendaje, pudiendo causar deformidades, limitaciones de movilidad y debilidad muscular o ligamentosa.
*Artículo escrito por Marina Coll Fenés
Y creo que con esto Marina nos ha dejado claro por qué es tan importante que nuestros peques utilicen un calzado adecuado que se adapte lo mejor posible a los pies del niño, que funcione más como una segunda piel que como una armadura en la que el pie se sujeta sin permitir apenas movimientos.
Quizás pueda parecernos que ese tipo de calzado les ayuda… pero produce el efecto contrario.
No quiero terminar este post sin agradecer a Marina esta colaboración. Es maravilloso que los profesionales compartan tanta información de calidad.
Dentro de unos días publicaré otro artículo que complementa a este y que Marina ha escrito sobre el calzado especial: los zapatos ortopédicos.
Si quieres realizar alguna aportación con tu experiencia o conocimiento, o resolver alguna duda, puedes hacerlo desde los comentarios de aquí abajo en el blog. ¡Todo es de mucha ayuda!
Mil gracias y feliz día,
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Me ha gustado tu artículo, seguiré leyendo el blog, abrazos.
Me alegro que te haya gustado, un abrazo y gracias 🙂