No soy médico, pero soy persona. Y también soy madre.

Últimamente estoy recibiendo mensajes de padres con sus diferencias con los profesionales. También me encuentro con comentarios de profesionales sobre los padres.

Así que no he podido evitar reflexionar sobre ello… ¿En qué momento se produjo esta división entre dos partes fundamentales?

Quizás se nos olvida que ambos formamos parte del proceso, y que juntos somos más fuertes, y podemos llegar más lejos. Hacer mejores cosas y disfrutar más del camino.

Si algo he echado en falta a lo largo de estos años es precisamente eso, ir de la mano.

Bueno, creo que en realidad eso lo he echado de menos siempre.

También examino mi responsabilidad y me doy cuenta que todo parte no sólo en la confianza para hacer lo que el profesional indique, sino en la confianza en una misma para comentarle los miedos, las dudas y rebatir si en algo no estoy de acuerdo.

Y es que creo que a lo largo de los años nos han enseñado todo lo contrario, y eso daña muchas veces la relación.

Claridad, responsabilidad, respeto y coherencia. Por ambas partes.

He echado de menos formar parte de un gran equipo, donde compartir mis dudas y mis miedos. Un equipo que me tuviera en cuenta más allá de esos cinco minutos de consulta. Un equipo que me tuviera en cuenta como persona, al mismo nivel. Porque estamos en el mismo nivel.

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Cada uno en su especialidad, pero estamos en el mismo nivel.

Eso lo tenemos que tener claro todos, yo la primera. A partir de ahí… podemos empezar a caminar juntos.

¿Y si lo intentásemos?

Cada uno aportando nuestro aprendizaje, nuestro talento, nuestra visión… Podríamos conseguir, quizás, que el camino fuera menos duro. Y también más agradable.

Más informado, por supuesto.

Disfrutaríamos del proceso todos, sin necesidad de tener que pagar una minuta a parte para conseguir esa tranquilidad, ese tiempo dedicado y delicado.

Sinceramente, creo que el sistema está fallando. Puede que las largas listas de espera, las salas repletas de pacientes, las urgencias, la falta de profesionales sanitarios y el excedente estén cargándose esta relación que tendría que ser maravillosa. Con nuestras diferencias y similitudes.

A fin de cuentas, ¿cuánto tiempo tenemos que estar «juntos»?

Es un camino largo.

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Yo creo que si fuéramos de la mano todo sería más fácil. Sueño con ese día y de verdad que me esfuerzo por ponerme en el lado de todas las partes. Pero, evidentemente, yo estoy en el mío.

Así que, desde este lado, que es el que mejor conozco, sé absolutamente que necesito una relación más cercana con la mayoría de los profesionales que nos atienden a mis hijos y a mí.

Y esto lo digo yo, lo escribo yo aquí, pero es algo que llevamos años pidiendo muchos padres. Nos sentimos solos y desamparados en materia sanitaria.

La queja siempre es la misma. Y si hablamos en relación a los pies zambos, creo que mucho más.

Y sé que muchos médicos sufren las consecuencias de una mala relación, de unas carencias en las que se sientes agraviados… Y eso tampoco es. Respeto.

Por parte de todos.

Y aquí estoy yendo más allá de los pies zambos, porque a veces se nos olvida que todos somos personas y todos merecemos ese respeto. Y esto va en ambas direcciones.

Sin darnos cuenta, entramos en una guerra que no debería de existir, porque en realidad deberíamos ir de la mano. Y si nos paramos a reflexionar detenidamente y dejamos las culpas a un lado, nos daremos cuenta de que todos, sin excepción, podemos quejarnos.

Cada uno desde nuestra perspectiva.

Porque, al fin y al cabo, todos somos parte de un gran puzzle y si falta una pieza, no está completo.

¿Y si fuéramos de la mano?

Feliz día,


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