Al final, me doy cuenta, siempre hablo de salud. Salud física o psíquica. En esto consiste la vida, en cuidar estas partes tan importantes (por no decir vitales) de nosotros mismos.
Hace días que quiero escribir sobre este momento, el que estamos viviendo ahora con nuestro hijo.
Más allá de los pies zambos, de la recidiva, del postoperatorio, de la fisioterapia… más allá de todo esto está la celiaquía.
Después de casi tres años, por fin tenemos diagnóstico de celiaquía. Una enfermedad autoinmune de la que no sabíamos absolutamente nada.
Pero algo sí vimos desde hace mucho: que algo no iba bien en nuestro hijo: cansancio, apatía, falta de concentración, ralentización del crecimiento, bajo peso…
Puedes imaginar que llevo todo este tiempo más que preocupada, y que hasta que los síntomas han sido evidentes, no se ha realizado ni siquiera una valoración. Hace un año, para mi sorpresa, la nueva pediatra me escuchó y revisó el expediente de mi hijo en el ordenador.
Y ahí empezó todo.
Ahí empezaron los análisis, las derivaciones… hasta el diagnóstico, que se confirmó hace unos días.
A día de hoy mi hijo sigue sin caminar bien.
Tanto traumatóloga como fisioterapeuta coinciden en que fisiológicamente los pies están bien.
Si se concentra, camina bien. Si no se concentra, no.
Y, claro, el 99% del tiempo camina mal, torciendo mucho los pies hacia adentro. Y vamos a remolque. Le cuesta caminar.
Su forma del pie no está perfecta, ahí yo tengo mis dudas porque todavía tiene algún dedo en forma de «gancho». Tampoco sé si esto será así siempre, porque no nos olvidemos que un pie zambo siempre será un pie zambo.
Pero, la verdad, comparado a como tenía antes los pies… pues nada que ver. Sus pies están bien.
Hemos estado esperando a que su cerebro integrase la nueva posición al caminar. Esto ya te lo expliqué en este post Caminar después de una transposición de tendones
Pero el tiempo ha ido pasando y todo sigue igual, así que puedes imaginar mi preocupación, a pocos días de cumplir dos años de su operación.
En la última revisión en traumatología, su traumatóloga vio lo que te acabo de comentar, y lo derivó al neurólogo.
Sinceramente, esta especialidad médica asusta por todo lo que puede implicar, pero yo en ese sentido veo a mi hijo bien. Y después de la confirmación de la celiaquía, tengo la sensación de que se juntó todo.
No soy médico, pero creo que se juntaron los síntomas de la celiaquía no tratada con la recidiva en los pies zambos.
Este es el año de las soluciones
El año en que podremos empezar a respirar un poco tranquilos, en que volveremos a caminar bien, a correr, a disfrutar de la vida… A jugar y a reír a carcajada limpia.
Y ese es mi propósito para este año: solucionar y disfrutar de la salud, en todos los sentidos.
Y no sólo para mi hijo mayor, sino también para el resto de nosotros. Y para mí, porque se me olvidó que para poder cuidar bien hay que cuidarse bien primero.
Gracias a Saludesfera por esta iniciativa llena de propósitos llenos de salud.
Con este post participo en una maravillosa iniciativa de post llenos de propósitos saludables.
Los míos he empezado a trabajarlos por el principio: con la ayuda de los médicos que sean necesarios.
Y para el blog, mi propósito es buscar las mejores colaboraciones con los mejores especialistas en pie zambo. Y la semana que viene empiezo con uno de ellos 🙂
Feliz día y cárgate de buenos propósitos y de salud,
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