Existen diferentes tipos de bota para la corrección de los pies zambos. Hace poco me enteré de la existencia de las botas Ponseti a través de los comentarios del post «Heridas a causa de las botas Dennis-Brown» (puedes leerlo aquí). Así que el testimonio de Raquel hoy nos viene genial porque ella utiliza con su peque las botas Ponseti. Muy detalladamente Raquel explica cómo ha sido su inicio a esta corrección y excelentes consejos para colocar debidamente las botas sin que estas produzcan heridas al bebé. Si todavía no has leído la primera y segunda parte de su historia, te la recomiendo, seguro que puede ayudarte mucho (accede desde aquí a la primera parte, accede desde aquí a la segunda parte).

El 12 de Febrero de 2016 fue un día maravilloso, por fin comenzamos a utilizar las botas Ponseti.

Y a pesar de estar deseando el cambio nos surgieron dudas, ya que lo pasamos fatal con cada cambio de escayolas, pero ya conocíamos cómo trascurría la semana. Ahora teníamos ganas de empezar con las botas, pero también teníamos ese miedo a algo nuevo ¿Se adaptaría bien a las botas? ¿Se enfadaría mucho cuando no pudiera mover las piernas de manera independiente? ¿Nos costaría mucho ponérselas?

Las llevamos al hospital, como hicimos en las últimas tres visitas.

Le quitaron las escayolas, y nos fuimos a la sala de lactancia para darle de comer y su baño semanal en el lavabo.

Cuando terminamos volvimos a la sala de espera y avisamos a las enfermeras como hacíamos siempre, pero esta vez en vez de pasar a la sala de enfermeras pasamos directamente a la consulta del traumatólogo que le estaba valorando. ¡Ya sí que eran las últimas! Nos enseñó a ponerlas.

Primero ponemos las botas bien colocadas en el pie, ajustando en primer lugar la tira central (que es la más importante) lo más apretada posible, para evitar que el talón se suba, y luego ponemos las otras dos tiras, en el agujero que corresponda, estas sin apretar en exceso, para terminar ponemos la barra.

Hay que revisar que el talón está bien colocado con frecuencia, mirando el agujero que tienen las botas en el talón. Siempre tiene que llevar calcetines, no muy gordos, y las botas puestas durante 23h al día.

Como era Febrero, los calcetines que llevaba eran gorditos, para que no se le quedaran los dedos fríos, así que al llegar a casa le tuvimos que quitar el aparato para cambiárselos. Y empezaron los problemas… Lloró mucho, muchísimo para volver a ponérselas, y nos resultaron un poco difíciles de poner.

Con el paso de los días, cada vez iba llorando menos y se las poníamos mejor, siempre entre dos personas, una sujeta la pierna para que no saque el pie de la bota y la otra aprieta las tiras.

Las botas le fueron haciendo cada vez más heridas, de las que no se quejaba, para él debía ser muy llevaderas esas heridas en comparación con las que le hicieron las escayolas. Cuando vio el traumatólogo eso nos pegó una pequeña regañina… No son cualquier herida, son heridas que se provocan de la fricción, no traspiran, sólo vemos su estado una vez al día, y cada vez van a más, por lo que no podíamos dejar que el pequeño llegara a tener esa piel así.

Nos dio unas pautas para evitarlas o curarlas cuando ya las tuviera, y una de ella era apretar menos las botas y que las llevara menos horas  a lo largo del día.

Con el paso de los meses, podemos decir que hacemos vida normal, como cualquier familia que tiene un bebé sin ningún problema. Sólo estamos pendientes de las horas que lleva las botas, y de hacerle los ejercicios que nos ha mandado el traumatólogo. Y nuestro bebé es un bebé normal, que va a hacer una vida normal como cualquier otro niño.

El camino hasta terminar el tratamiento tendrá sus buenos y malos momentos.

Disfrutaremos los buenos, y en los malos recordaré una frase que me dijo mi matrona en la primera revisión que te hacen nada más nacer el bebé: «Si te tocó a ti es porque tú puedes con ello«.

Precioso final, Raquel, sólo espero que el camino sea lo más corto y más favorable posible, y que sigas disfrutando así de tu bebé.

Me quedo con la frase que te dijo tu matrona porque me ha encantado, y me voy a hacer abanderada de ella para recordármelo a mí misma cuando el ánimo flaquee y para recordarlo a cada una de vosotras cuando os pase: «Si me tocó a mí, es porque yo puedo con ello» Claro que sí, con amor, fuerza y positividad 🙂

Mil gracias, Raquel


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