Hoy escribe Raquel, mamá de un niño que nació con los pies equinovaros bilaterales.

Conocer otras historias es la mejor contribución que podemos hacer para ayudar a más papás y mamás que estén en nuestro caso, o que lo estén el día de mañana.

Gracias, Raquel, por compartir tu experiencia con nosotros.

«Nuestra historia comenzó el 17 de Agosto de 2015.

Teníamos la eco de la semana 20. Mi pareja no me podía acompañar por temas laborales, así que vinieron mis padres conmigo, muy ilusionados por ver al pequeño.

Aún no sabíamos el sexo, y teníamos unas ganas enormes de saberlo. Entramos a la sala de ecografías, y estuvimos muchísimo tiempo dentro. El diagnóstico, un chico con pies equinovaros bilaterales, el resto estaba todo perfecto…

La persona que nos realizó la ecografía nos explicó que el bebé nacería con los pies un poco torcidos, que el tratamiento eran escayolas desde que naciera y en raras ocasiones operación.

Salimos tan contentos porque todo estaba bien. Al día siguiente, cuando empecé a mirar el informe de la eco, me di cuenta de que me iban a realizar ecografías cada 4 o 6 semanas, si todo estaba tan bien ¿por qué me iban a realizar tantas ecografías?

Busqué en internet información para conocer qué eran los pies equinovaros, ya que evidentemente tenía que haber algo más que no me habían contado y me di cuenta de que no era tan fácil cómo nos habían explicado.

Casi me da algo cuando vi que podía estar asociado a espina bífida.

A partir de ahí, mi tranquilidad se esfumó… No podía dormir, estaba muy preocupada por el bebé, nervios, ansiedad y una gran preocupación me acompañaron en esa semana hasta que volví a la revisión con el tocólogo.

En la revisión el tocólogo me tranquilizó, ni botas ortopédicas, ni operación, ni espina bífida… simplemente le colocarían unas escayolas al nacer para corregir esos piececillos, y nuestro bebé estaría perfecto.

Yo no me quedé muy tranquila, y como conocíamos a unos papás que tenían un hijo que había nacido con pies equinovaros bilaterales, quedamos con él una mañana y nos explicó el tratamiento, nos enseñó fotos de su hijo cuando era bebé, y nos prestó todas las férulas Dennis-Brown.

Su hijo estaba perfecto, corría y jugaba como cualquier niño de su edad, además, no había tenido grandes problemas con las escayolas, y las botas las había llevado hasta los 3 años, también sin grandes problemas, alguna herida que le hacían las botas cuando eran nuevas, pero poco más.

Y eso no fue todo, una madre es una madre, y el miedo es libre, por lo que en la siguiente eco, al ver mi preocupación y la cantidad de preguntas que tenía al respecto, el ecógrafo nos concretó una cita con uno de los traumatólogos infantiles que había en el hospital.

Nos reunimos con él al día siguiente, y fue muy claro y conciso con la explicación del tratamiento: Escayolas lo antes posible tras el nacimiento, con cambio de ellas todas las semanas, posible corte del tendón de Aquiles (se realiza en torno al 80% de los casos) antes de terminar con las escayolas, tras el corte del tendón últimas escayolas, y a partir de ahí, tratamiento ortopédico con la férula, los 4 primeros meses 23h al día y a partir de ahí en torno a 16h diarias. El 40% de los casos terminan en operaciones más importantes cuando son más mayores.

A partir de ese momento decidí disfrutar de mi embarazo ya que no podíamos hacer nada más por el pequeño hasta que naciera, disfrutar de cómo se movía mi barriga, de lo activo que era, de lo bien que me encontraba… Aunque el miedo a que hubiera algo más que no hubieran detectado nunca desapareció.

En todas las ecos que nos realizaban había muchas personas, me di cuenta de que siempre había estudiantes o personas que acababan de terminar sus estudios en nuestras ecografías ya que éramos un caso diferente que por suerte no se da habitualmente.

Nuestro pequeño estaba muy controlado, y ¡¡no paraba de dar vueltas en mi barriga!!

Sólo nos quedaba esperar al parto para ver su carita y empezar el largo y duro camino que teníamos que recorrer.

Y llegó, como todo llega, nació el 5 de Enero de 2016, nuestro adelantado y mejor regalo de Reyes, un bebé precioso y perfecto, sólo tenía pies equinovaros bilaterales, todo lo demás estaba perfecto.»

Y hasta aquí la primera parte de la historia de Raquel y su pequeñín. En próximos días podrás leer la segunda parte.

Si tú también quieres contar tu experiencia, no dudes ponerte en contacto conmigo.

Feliz día,


Pin It on Pinterest

Share This