Si el primer baño de un bebé es especial, el primer baño de un bebé al que no has podido bañar en un mes y medio es súper especial.

Así que te puedes imaginar cómo nos sentimos mi marido y yo el primer día que lo bañamos.

Volver a tocar sus pies, darles besitos, sus piernecitas…

Estaba más grande que cuando nació, mucho más grande. Y todo había cambiado. Eran sus pies, pero sus pies corregidos, tan bonitos… Y tan ocultos hasta entonces.

Fue al día siguiente de que le quitaran las últimas escayolas, (ver post La última escayola).

Dispusimos la bañerita (que hasta entonces habíamos utilizado sólo como cambiador y muy pocas veces, la verdad), la cámara de fotos preparada para realizar un súper reportaje del momento, el agua entre 35º y 37º (gracias al termómetro con forma de pez), un poquito de jabón (especial de bebés) y la toalla preparada.

Pero lo que iba a ser un acontecimiento único y maravilloso no lo fue tanto porque… Se puso a llorar.

Y ahí termina la historia maravillosa que esperábamos.

No le gustó nada el baño, tenía miedo y lo único que hizo fue llorar.

Así que el baño terminó enseguida… Pero nuestro niño ya no llevaba escayolas 🙂

Dicen que de no haberlo bañado nunca… Pero esto no es así, es una cuestión del niño y su relación con el agua. A mi hijo no le gustaba el agua y siguió sin gustarle durante mucho tiempo. De hecho, sigue sin gustarle demasiado, por no decir que mojarse la cabeza sigue siendo un pelín tortura.

Así que si te sucede lo mismo, no te preocupes… Forma parte del proceso del propio niño, de su evolución interna. Y no pasa nada…

Feliz día,


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